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sábado, 16 de julio de 2016

La chica del tren

TÍTULO: La chica del tren

AUTORA: Paula Hawkins

EDITORIAL: Planeta

FORMATO: Cartoné

NÚMERO DE PÁGINAS: 493

FECHA DE PUBLICACIÓN: 2015

SINOPSIS:

¿Estabas en el tren de las 8.04? ¿Viste algo sospechoso?Rachel, sí. Rachel toma siempre el tren de las 8.04 h. Cada mañana lo mismo: el mismo paisaje, las mismas casas… y la misma parada en la señal roja. Son solo unos segundos, pero le permiten observar a una pareja desayunando tranquilamente en su terraza. Siente que los conoce y se inventa unos nombres para ellos: Jess y Jason. Su vida es perfecta, no como la suya. Pero un día ve algo. Sucede muy deprisa, pero es suficiente. ¿Y si Jess y Jason no son tan felices como ella cree? ¿Y si nada es lo que parece?Tú no la conoces. Ella a ti, sí

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No hay mejor momento que el verano para este tipo de literatura. La chica del tren reúne todos los requisitos necesarios para convertirse en una lectura adictiva, de esas que cuando empiezas no puedes dejar hasta saber cómo acaba.

Posee lo bueno del thriller más televisivo, con unos personajes muy bien definidos y una estructura original que engancha al lector desde la primera página.




Esa estructura es lo primero que llama la atención al lector, donde el espacio tiempo se vuelve el eje del argumento, así como los personajes. Tres mujeres son las voces protagonistas: Rachel, Anna y Megan. 


La autora nos moverá de un momento temporal a otro, así como de personaje, de una manera magistral. La mañana y la tarde de cada uno de esos días, van construyendo el hilo argumental y aportando el contenido y las pistas necesarias que nos hagan descifrar ese esperado final.


Un buen thriller que se precie tiene que tener una desaparición, que puede llegar a convertirse en algo aún peor y como nuestras protagonistas son tres mujeres, es imprescindible describir un poco sus características para entender algo más la novela sin descifrar detalles importantes que el lector debe descubrir por sí solo.


RACHEL


Nuestra chica del tren. Una antiheroína cuya vida está sufriendo un duro revés. Una crisis provocada por su ruptura matrimonial y que la lleva, junto con otros factores, a caer en el alcoholismo y todo lo que conlleva a nivel de relaciones personales, amistades y trabajo.




La Rachel borracha no atiende a las consecuencias y, o bien se comporta de un modo excesivamente efusivo y optimista, o está consumida por el odio.



Solo hay algo que no ha cambiado en todo este tiempo y es que sigue cogiendo el tren a la misma hora, tanto para ir como para volver y, en ese trayecto, le gusta observar a un matrimonio cuyas vidas, en apariencia bucólicas , se las imagina cada vez que los ve felices, jóvenes y con todo el futuro por delante. Todo lo que ella no tiene.



Son un dueto, un equipo. Y son felices, lo noto, son lo que yo era, son Tom y yo hace cinco años. Son lo que perdí, son todo lo que quiero ser.



Pero no siempre las cosas son como nos la imaginamos y esta inocente obsesión de Rachel la llevará a involucrarse en una turbulenta historia cuyo desenlace nos sorprenderá a todos.


MEGAN


La observada, la mujer de des matrimonio aparentemente feliz que Rachel observa todas las mañanas. Una joven que esconde un pasado oscuro. Un pasado que no la deja avanzar en su vida y en su matrimonio. Sus ganas de vivir libre de ese pasado serán las que la lleven a cometer locuras cuyo precio a pagar quizás sea demasiado alto.





Me resulta imposible relajarme, pues todo aquello en lo que pienso me lleva a un callejón sin salida. La galería cerrada, las agobiantes atenciones de las tediosas mujeres de pilates o las vías al final del jardín con sus trenes, siempre llevando a otras personas a otros lugares, recordándome una y otra vez, una docena de veces al día, que yo permanezco inmóvil.



ANNA


La amante convertida en esposa, la querida convertida en madre. La causante de la ruptura matrimonial de Tom y Rachel, revolucionando así la vida de esta última para romper su mundo de manera dramática.


Pero Anna vive con la inseguridad que le produce Rachel y su adicción al alcohol. Adicción que le hace cometer actos de locura ebria, agobiando y atosigando al que ahora es su marido.


De los tres personajes, Anna será la que más evolucione en esta historia. La felicidad que le da su nueva familia y su hogar, se ve empañada por el acoso de esa ex que no logra admitir la realidad actual y su marido no deja de defenderla una y otra vez, colocándola en una posición solitaria sin lograr entenderlo del todo.



Y ahora me sorprendo a mí misma comportándome exactamente igual que ella: estoy terminándome la media botella de un tinto que sobró de la cena de anoche y fisgoneando en su ordenador. Es más fácil comprender el comportamiento de Rachel cuando te sientes como yo ahora. No hay nada más doloroso y corrosivo que la desconfianza.



Estas tres mujeres y sus circunstancias se encontrarán envueltas en una trama tremendamente absorbente y sus historias personales se encontrarán y cruzarán más veces de las que se imaginan.


Todo ello, con un telón de fondo muy especial para nuestras tres protagonistas, los trenes y esa vía  por la que pasan, con esos pasajeros, observadores anónimos y silenciosos de un paisaje rutinario.


Para Anna y Megan, esos trenes serán un recordatorio del lugar en el que están ancladas mientras otros observan furtivamente sus vidas y desaparecen con la misma rapidez, como meros testigos de un ritual monótono.


Para Rachel, esos trenes tienen un significado muy distinto. Por sus vías se encuentra el camino para alejarse de su cruel realidad. Son el motor que la hacen avanzar y poder sumergirse en otras vidas mucho mejores que la suya, destrozada por el alcohol.



Con la cabeza apoyada en la ventanilla del vagón, veo pasar estas casas como si se tratara del travelling de una película. Nadie más las ve así; seguramente, ni siquiera sus propietarios las ven desde esta perspectiva. Dos veces al día, solo por un momento, tengo la posibilidad de echar un vistazo a otras vidas.



Una historia trepidante, de lectura absorbente. Con una escena cotidiana, la de muchos usuarios de trenes que, cada mañana, como yo misma, cogemos este medio de transporte para trasladarnos a nuestro lugar de trabajo y que, durante unos minutos o incluso horas, somos observadores de un mundo que pasa por nuestra ventanilla, a diario, cada mañana, compartiendo, de ese modo, la rutina de muchos que acaban convirtiéndose en parte de nuestras vidas.





AUTORA


Nacida y criada en Zimbabue, Paula Hawkins se mudó a Londres en 1989, lugar en el que reside desde entonces. Ha trabajado como periodista durante más de quince años, colaborando con una gran variedad de publicaciones y medios de comunicación.





PUNTUACIÓN: 3/5



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